sábado, 11 de octubre de 2014


ESTACIÓN PÁRAMO

 

Páramo,

           páramo,

                       páramo.

La niña brinca su cuerda

y canta:

           páramo,

                        páramo,

                                     páramo.

Acuesta su muñeca

mientras el tiempo

de blancas se trata,

el campo de armas se siembra;

siembra otrora  de níveo algodón.

 

El cielo niega sus ojos

al pueblo árido

que llora su vergüenza

y exprime camisas de sangre.

En la ciudad las calles aúllan;

la urgencia de una ambulancia

llega a su páramo.

sábado, 21 de junio de 2014

Poema de Graciela Guzmán a su padre.

Para ti, Desi, Apá, siempre; siempre tan sabio que hasta supiste irte en el momento exacto en que debías hacerlo. Te amo siempre, y siempre más.


Hace un mundo de años
dejaste congelada la escena;
nuestra película quedó inconclusa
cuando decidiste decir buenas noches
sin advertirnos que agotaste tu papel.

Ha transcurrido demasiado tiempo ya
y el polvo habitual de la memoria
cubrió un vasto legado de preguntas.
         
          El hecho es que moriste,
                                                   - padre -,
          y siempre he preferido creer
          que si alguien fue feliz
          por tu insólita despedida,
                                                   ése fuiste tú.

Has dejado de doler, Desi,
y ahora resides en la nostalgia,
en donde de cuando en cuando
te alimento con nuevas preguntas
que vagarán en el silencio,
porque aun con la misma sangre
que significa ser todos
                                     y uno solo,
tú fuiste el mayor desconocido;
porque aunque tu amor nos creó
y caminamos guarecidos por tu sombra,
nunca interpretamos
          la forma de tu caricia
ni vimos
          el anclaje de tus temores
y quizás hasta incineramos tus sueños.

Y aún así
nos obsequiaste miles de mañanas
para reencontrarte
                               en tres pares de espejos
que aprendieron a reflejar la verdad,
que aprendieron a ofrecer sus brazos,
que aprendieron a multiplicar el amor,
que aprendieron a reconstruir tu imagen
con un llanto liberador
                               hirviente y dulce.

Descansa,
                  amado Desi,
disfruta tu infinito viaje.
Los corazones están en orden;
creaste,
              criaste, 
                           águilas y colibríes
                                                        / jamás cuervos /.
Mi seguridad
                      -y gozo-
es que siempre lo supiste.



Graciela Guzmán