lunes, 30 de junio de 2014
sábado, 21 de junio de 2014
Poema de Graciela Guzmán a su padre.
Para ti, Desi,
Apá, siempre; siempre tan sabio que hasta supiste irte en el momento exacto en
que debías hacerlo. Te amo siempre, y siempre más.
Hace un
mundo de años
dejaste
congelada la escena;
nuestra
película quedó inconclusa
cuando
decidiste decir buenas noches
sin
advertirnos que agotaste tu papel.
Ha
transcurrido demasiado tiempo ya
y el polvo
habitual de la memoria
cubrió un
vasto legado de preguntas.
El hecho es que moriste,
- padre -,
y siempre he preferido creer
que si alguien fue feliz
por tu insólita despedida,
ése fuiste tú.
Has dejado
de doler, Desi,
y ahora
resides en la nostalgia,
en donde de
cuando en cuando
te alimento
con nuevas preguntas
que vagarán
en el silencio,
porque aun
con la misma sangre
que
significa ser todos
y uno
solo,
tú fuiste el
mayor desconocido;
porque
aunque tu amor nos creó
y caminamos
guarecidos por tu sombra,
nunca
interpretamos
la forma de tu caricia
ni vimos
el anclaje de tus temores
y quizás
hasta incineramos tus sueños.
Y aún así
nos
obsequiaste miles de mañanas
para
reencontrarte
en tres pares de
espejos
que
aprendieron a reflejar la verdad,
que
aprendieron a ofrecer sus brazos,
que
aprendieron a multiplicar el amor,
que
aprendieron a reconstruir tu imagen
con un
llanto liberador
hirviente y dulce.
Descansa,
amado Desi,
disfruta tu
infinito viaje.
Los
corazones están en orden;
creaste,
criaste,
águilas y colibríes
/ jamás cuervos /.
Mi seguridad
-y gozo-
es que
siempre lo supiste.
Graciela
Guzmán
martes, 3 de junio de 2014
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